No se lo perdonaría nunca. ¿Cómo se podía haber quedado dormida?. No dejaba de fustigarse. Su marido desaparecido y ella se duerme cuándo consigue llamarla. Encima Pedro no cogía el teléfono. ¿Dónde demonios estaba?. Tenía un mensaje en el buzón de voz, seguro que era de... En ese mismo momento llamaron al teléfono. Una nerviosa Ángela descolgó apresuradamente.
-¿Diga?
-Hola, buenos días, ¿es usted Ángela Moreno?
-¡Sí, soy yo!
-Le llamo de la jefatura de policía, hemos encontrado a su marido y...
No escuchó una palabra más. Sin molestarse en colgar el teléfono salió corriendo de casa. Veinte minutos después, una hermosa, jadeante y sudorosa mujer se presentaba en la comisaría de Pedro. El comisario la vió entrar. La conocía de vista, una mujer así era difícil de olvidar, aunque fuera en pijama y pantuflas. Lo malo era que no se iba a llevar precisamente un buen recuerdo de su primer encuentro. La recibió en su despacho con gesto serio.
-Siéntese, por favor, señora Moreno.
-Mi...mi marido, ¿dónde está?
-Señora, lo siento, su marido, el señor Marcos Porta... ha fallecido. Intentamos decírselo antes pero...
La noticia fue como si le pasara por encima varias veces un tren de mercancías. Su mente se bloqueó. Aquello no estaba pasando, no, no podía estar ocurriendo. Conteniendo las lagrimas lo que pudo se negó en redondo a aceptar aquello.
-No entiendo, me ha llamado hace un rato, no puede ser...
-Encontraron su cuerpo al fondo del Barranco del Este. Su vehículo se despeñó hace un par de días. No comprendemos algunas cosas y nos gustaría que nos lo aclarara si es posible.
-Entonces, si mi marido se ha despeñado, ¿cómo me ha podido llamar esta mañana?.
-Será mejor que bajemos al depósito, así el forense se lo podrá explicar mejor.
En un viejo montacargas y en sepulcral silencio, bajaron al segundo sótano del edificio. Hacía bastante frío ("hace un frío del carajo", diría su desaparecido esposo), sobre todo en comparación con la calima que reinaba en el exterior. Entraron en una sala en la que todo parecía fabricado de brillante aluminio ("aquí parece que regalan el papel albal", que diría Marcos). Había dos camillas con sus correspondientes bolsas encima cuyo contenido era evidente. El hombre de la bata blanca que se encontraba al fondo, el forense, supuso, les hizo un gesto que suplió al saludo. Se acercó a la primera bolsa y la abrió rápidamente. Ángela se estremeció. Un hombre extraordinariamente parecido a su marido estaba en su interior. "No es él, no es él, él es mucho más guapo, no es...". "Cariño, lo sabes, soy yo" replicó Marcos en su cabeza. En aquél mismo instante la oscuridad se adueño de su interior. Enmudeció sin que al forense le importara mucho aparentemente y comenzó la descripción de su estudio.
-Esta persona presenta múltiples contusiones por todo su cuerpo, destacando una fractura severa de clavícula izquierda y una fractura abierta en la tibia derecha. Ese mismo pie presenta un avanzado estado de gangrena, posiblemente provocada por presión en los tejidos circundantes que...
-Por favor doctor, resuma si es posible- Dijo el comisario con un visible gesto de compasión hacia Ángela, que parecía imperturbable.
-Discúlpenme. Lo curioso, si se puede decir así, es que no falleció por las heridas provocadas por el accidente. Falleció de un shock. Presenta una mordedura de serpiente de cascabel en el tobillo derecho. Es posible que al estar aprisionado entre los restos del vehículo, ésto salvara al señor Porta del efecto del veneno al limitar su propagación. Lamentablemente se liberó y eso le provocó una progresiva parálisis y la muerte en poco tiempo. ("Malditas serpientes hijas de puta" hubiera pensado Marcos de estar vivo.)
Ángela no daba crédito. No podía apenas sostenerse en pie. Se sentía totalmente desamparada. Ni siquiera un rostro conocido que pudiera consolarla. En aquél momento, Pedro irrumpió en sus pensamientos y son la voz crispada por la tristeza le preguntó al comisario por el policía.
-De eso precisamente quería hablarle señora. Encontramos a su esposo gracias al agente Millán, bueno, más bien por el agente Millán.
-No… entiendo.
-Perdimos contacto con él y a través del GPS de su coche localizamos su vehículo al pie del barranco donde cayó su marido. Allí los encontramos a los dos.
-¿Pedro ha estado con mi marido?
-Si señora, pero encontramos, esto..., al agente..., Pedro se...se había disparado en la cabeza con su propio arma.
La oscuridad que había invadido anteriormente su cabeza se hizo insoportable y se adueñó de todo su ser. Se despertó desorientada varias horas después en una cama del Hospital General. Tras asegurar que no sabía nada a la policía, esperó en estado cuasi-catatónico a que le dieran el alta. Al día siguiente, de vuelta a casa en el taxi, recordó que tenía en el móvil un mensaje en el buzón de voz. Y escuchó una inconfundible voz masculina, más pausada de lo habitual, como si de un susurro al oído se tratara:
"Ángela, mi vida, soy yo... apenas puedo... moverme, he tenido un… accidente en el… desierto, no te preocupes mi…mi amor, saldré de ésta, te lo juro. Me ha parecido...oír un coche, vendrán a por mí. No... no... no veo el momento de...abrazarte a tí y a...las niñas...perdóname preciosa...perdóname por no saber amarte como...como te mereces...te veo pronto...te quiero..."
FIN