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jueves, 7 de abril de 2011

El ataque del oso


Redacción de Villa del Prado: Se hace saber a las autoridades, vecinos, visitantes, busca-espárragos, corta-setas y sobretodo ciclistas, que prosigue el bateo por los montes de Villa del Prado y alrededores en busca del temido ejemplar de plantígrado silvestre que campa a sus anchas por la zona. Hasta ahora se ha cobrado una víctima. Su estado es bueno aunque acusa todavía las secuelas del desafortunado encuentro. El tremendo zarpazo propinado por el animal en el otro animal (el ciclista se entiende...) en la zona baja de la nalga izquierda y recorriendo su fornido y musculoso muslamen ha quedado en poco más que unas noches de duermevela y un dolor residual acrecentado por el roce habitual de los ropajes.


Fue el intento de repeler la agresión lo que provocó el revolcón por el suelo y los arbustos bajos del lugar, dejando como dolorosa consecuencia la múltiple inserción de diminutas y jodías espinas por todo el brazo derecho, quizás para compensar el dolor del lado izquierdo. Tres voluntarios de protección civil se afanaron (alguno con demasiada gana) en limpiar pulcramente todas las heridas del sujeto, que se aguantó estoicamente, a tenor de la presencia de otras tres enfermeras-becarias femeninas, las prácticamente incontenibles ganas de soltar un tremendo alarido de dolor que seguramente hubiera provocado la defecación instantánea del plantígrado emboscador. El que escribe estas letras no tiene mal corazón ni malas intenciones, así que omitirá publicar las fotos en alta resolución de la masacre provocada a aquél pobre hombre, que por si alguno no lo ha pillado, soy yo mismo.


Me duele el body por everything centímetro de mi skin... Voy a hacer una rifa para ver si junto lo suficiente para las gasassssss... Esta vez no me han hecho casi fotos, debe ser que la sangre no es fotogénica, pero bueno, gracias a las del Guardia puedo atestiguar que estuve en la tercera prueba del Open de Madrid, que acabé la carrera a pesar de calzármela en la primera vuelta cuando iba séptimo, que terminé el décimoquinto y que según mis estadísticas sólo me caigo en las pruebas impares.