Rutas salvajes

Desde el comienzo de la Semana Santa hasta hoy han proliferado las Rutas Salvajes cuales florecillas silvestres en la primavera. Cinco encuentros de colegueo a cual más divertido. Bueno, digamos que cuatro divertidos y uno accidentado. Empezamos hace dos semanas con dos "saliditas" de 4 horas per cápita. El sábado nos fuimos Diego, Javi, Jose y servidora a, básicamente, romper material por los pedregales de El Escorial. Rutón muy guapo con Diego perdiendo la virginidad por aquellos lares y con un resultado cuanto menos curioso para lo decepcionantes que suelen ser las "primeras veces": Disfrutó mucho y ELLA también (me refiero a su TREK , ¿de qué creéis que estamos hablando...?). Sonrisitas en nuestras caritas y sólo algún susto en forma de arenas movedizas que pretendían tragarse mi bici entera.

El domingo, ruta por el Pontón de la Oliva, un clásico que no he conseguido hacer entera más que una vez. El patrón debió pensar que iba a heredar Macario Llorente porque se trajo a su dueño Miguel y el hombre casi tiene que volver en helicóptero. Fué muy cachondo cuando al principio de la ruta comentó que a él le valía con sólo un bidón de agua para toda la ruta. Al finalizar la subida al Puertaco Eterno y antes de enchufarnos como locos por la mega-trialera de bajada, ya se había pimplado todo el bote y Enrique le estaba donando líquidos. Eso sí, acabar, acabó, pero más fundido que un tranchette al sol. Yo le dí recuerdos de mis partes a la "losita" que el año pasado me regaló un zarpazo en la jeta y un "piercing" en vivo en mi oreja izquierda.

El Viernes Santo y el Domingo (¿santo?) decidimos (bueno, decidí) que podíamos ir al Cerro de Saint Peter por caminos distintos a los habituales y parece que gustó. Hubo un momento estrella con Diego imitando a Antela Parada en plena trialera. Un ejercicio de patinaje artístico de ejecución ejemplar, una casi-descabalgada el estilo Moto GP con final feliz. Lo malo es que el talegazo le rondaba y más tarde un reguero actuó de imán terráqueo inevitable. El mismo reguero que me engulló sin piedad y, cuán coche de scalextric atado a su metálico carril, me "obligó" a bajarlo montado en su totalidad con poco control, mucho miedo y más suerte. Tembleque de piernas y manos del subidón adrenalítico y de la paliza que ya llevábamos con los palos que daba el mamoncete de Nagai. Pues en total, 8 horas en dos días muy divertidas.

¿Y qué decir de la quinta salida?. Pues podríamos llamarla: "El Retorno del Ruso". Cuando muchos de los nuevos socios creían que se trataba de una leyenda ancestral, de una fábula forjada en tiempos inmemoriales, va el Rusete y aparece con su Orbea para marcarse una rutilla por Hoyo de Manzanares. La bici, acostumbrada a su reclusión en el trastero durante años se mostraba reacia a pasar por encima de las piedras, pero en unos kilómetros ya se había soltado y empezó a hacer de las suyas. Lo malo es que poco duró poco la fiesta porque al poco de empezar reventé la rueda delantera al endiñarle a la única piedra que había al cruzar una mierda de arroyito. No fué ni mucho menos peor que lo que le esperaba a Javi, al arrancar su cambio de cuajo poco después. Media vuelta y casa. Y a los cien metros el Ruso casi dobla la cadena. Esto pintaba mal...

Así que dependíamos de los GPS de Juancar y Jesús, que no habían hecho esa ruta, y de mis vagos recuerdos de hace dos años. Al final conseguimos subir al mirador para bajar por la "Trialera del Bombero". Merece ir sólo para hacer esta bajada. Bajé sujetando un poco para no cascar otra vez la rueda, pero la bajada esta no te deja ir templado, te incita todo el rato y al final Diego y yo bajamos sin conocimiento. Da gusto llegar abajo los primeros sólo por el hecho de ver las caras de flipe y felicidad de los que van llegando. Pero nos quedaba un disgusto más, y ya volviendo Jesús decidió que quería volar como los pájaros en vez de ir encima de su bici. Se calzó un tripazo (literalmente) y rompió el enésimo maillot por el pecho. Enrique hizo caja a base de bien. Fué un día un poco desastre, pues además hubo varias "recostadas", como dice Paco, entre las que me incluyo. Todos los incidentes que teníamos que haber tenido en todas las salidas salvajes los tuvimos en una mañana. Qué le vamos a hacer...

P.D.: Después de estar una hora arreglando el pinchazo en mi trastero, utilizar dos parches y ponerme de "moco" hasta arriba, hincho la jodía rueda y pierde aire por un talón (¿?). Desmonto de nuevo y no veo nada, vuelvo a meter la cubierta y me vuelvo a pringar. Un kilo de presión, dos kilos, tres kilos... ¡puuuum!... Explosión de slime verde contra la pared, tan blanquita ella...Me cago en la **//#/--+·+*/+*#**#... Como el tío de la foto tenemos que ir a la tienda de Enrique para poder llevarnos todo lo que hemos roto este domingo. En fín, el montan bai es asín...