Camino de Santiago

El alba asoma con la suya timidez del que madruga. Desconociendo si es vero que al que madruga Dios le ayuda, ruego que asi sea, pues es ayuda lo que necesitamos, si acaso aderezado con una pizca de coraje y arrojo. Bien tenga el Señor en iluminar nuestro santo camino, pues nuestra penitencia sera dura sin su luz. Tras una noche en vigilia, secundada sin duda por mas de un compañero de camino, los nervios y la incertidumbre atenazan el discernimiento. Gelida la mañana, humeante el aire que deshecho, pero calida la recepcion de mi Compañia. Diez deberiamos ser, el Diezmo del Xacobeo, pero, sin embargo, diezmados comenzamos al faltarnos uno. El Patron tenia campaña en otras tierras. Nueve caballeros seremos pues.

Con perezoso trote y mas perezosas palabras, recorremos las primeras leguas que nos separan de la ilustre Segovia, monumental villa que esperamos nos acoja con el mismo cariño con el que nos dirigimos a sus dominios. Tras una parada para recuperar aliento y manducar un ligero tentempie, comienzan las vicisitudes. Una unica zona agreste hemos de atravesar, y con una tenacidad digna de un guerrero, aquesta se empeña en acabar con muchos de nosotros. Sin tener la certeza de que el suelo que pisamos ya es o no santo, empecinados algunos hay en besarlo sin contemplaciones. La efusividad de alguno lo envia directo de vuelta a su feudo con magulladuras en el alma y el cuerpo. El medico abandona la compañia cabizbajo y dejando en el aire los peores presagios.

Convertidos en contra de nuestra voluntad en la Octava del Camino, diversos incidentes con el herraje y las cinchas de las monturas parecen formar parte de un conclave perverso en contra de nos. Malos augurios toman las bocas de algunos, pero prestos nos disponemos a devorar la cañada que como una marron alfombra se tiende ante nosotros. Pareciome en algun momento que la Villa de Madrid no queria romper nuestras cadenas, si acaso por temor a que no regresaramos jamas, mas al proseguir sin mayores incidentes, salvando alguna recostada involuntaria, la retorcida idea se desvanecio a la par que el frio, dando paso al Rey Lorenzo y su recien nacido calor, en promesa de madurar a lo largo de la jornada.

La Villa de Cercedilla, escogida con alevosia por nuestro Brigada, nos permitio atravesar sus murallas para proveernos de viveres y viandas en forma de lomo y hogazas de blanco pan. Con las entrañas repletas de estos manjares, raudos a pesar del reciente empacho, enfilamos sin dilacion el mas longo de los ascensos de la mañana. Frescas las monturas y los jinetes tras el merecido descanso, momento hubo de desafios amistosos y muestras de hombria vanas e innecesarias, pero extrañamente reconfortantes para el honor. La nieve, tomando con autoridad las cumbres que nos rodeaban, habia vuelto a la Fuenfria. Tras un breve deleite, el camino tornose en franco descenso, y, tras alguna disidencia accidental, reagrupose la Compañia en bellas praderas. Mas no iba yo a librarme del maleficio que nos perseguia, y , en torpe movimiento, deje caer sin cariño alguno todos los huesos de mi cuerpo contra el barro que cubria el piso, sin mayores consecuencias que la propia carcajada y alguna ajena, pues extrañamente hasta en eso tuve suerte y caime tras la maleza evitando muchos espectadores.

Pinar infinito el que atravesamos ulteriormente, impidiendo que vieramos mas alla de sus pelados troncos y pobladas copas. Muros de madera impenetrables por doquier que desaparecieron como por arte de magia, dando paso a un abierto valle de verde enlosado. Atonitos y con las primeras muestras de fatiga, contemplamos Segovia en la lejania, con su Alcazar y su Catedral dominando con su altura. Agradeciendo las posaderas el descanso y los ojos el espectaculo, proseguimos la bajada por la hierba, mas alguno quiso pastar a semejanza del ganado y acabo con la suya retaguardia acariciada con mas dolor que fruicion por el desigual pavimento. Mas no hay dos sin tres y en un pequeño vadeo, el arroyuelo parecio enfurecerse con Don Diego, encabritando la suya montura y descabalgando aquel de manera poco estilosa. Victoria no buscada la de el en avatares y desgracias.

Mas ni el mismisimo Lucifer podria ya evitar que llegaramos a Segovia. Encauzados por sus calles directos hacia el Acueducto. Su millar de ventanas vacias, que uno pudiera imaginar repletas de doncellas esperando por su fiel amante, nos contemplan estupefactas al vernos aparecer entre el gentio con nuestros llamativos ropajes. Mision cumplida. El Xacobeo es nuestro. La penitencia fue mayor de lo que unos humildes servidores esperaban, mas es soportable con devocion y satisfaccion.

Para celebrar el magno acontecimiento dirijimonos sin perder un instante a una pequeña posada. Con mas hambre que el can de un invidente y mas prisa aun por volver a nuestras tierras, instamos al tabernero a que nos sirviera con presteza. Mas el individuo, lejos de estar versado o instruido siquiera en herrar asnos, era incapaz de servirnos con raudeza. Tal vez una exposicion prolongada al sol o quizas algun desafortunado golpe en su craneo en la infancia pudieran explicar su dificultad para desempeñar la sencilla labor. El caso es que tras varios intentos, presentose con un plato de jamon que parecia cortado por la mano de un tembloroso anciano y varios embutidos mas. La cerveza bebida de dos sorbos y la manduca, despachada en dos bocados. Ya volvemos al hogar, a disfrutar del descanso del guerrero.

P.D.: Jesus, el pobre, tardo 4 horas en regresar a casa porque no pudieron ir a buscarle, pero ahora esta bien, no se rompio nada. El resto disfrutamos como enanos. La vuelta en tren fue larga, dos horas y encima separados por parejas, pero fructuosa, pues el Brigada y yo arreglamos el mundo y nos cagamos en el gobierno, en las cortes y en la madre que pario a alguno mas. Gracias a el pudimos volver en tren con todos los permisos, pero lo mas importante, fue el impulsor de esta aventura. Gracias Jose. Por cierto, te he cogido prestada una fotico, espero que no te importe, aunque me preocupan mas los cabrones de la SGAE, ojala no desaten su furia sobre mi.

P.D.2: Gracias al resto de la Compañia. Aguantaron estoicamente los envites del Camino y pasamos una mañana de lo mas guapa.

P.D.3: Gracias a Belencita, que me espero para comer, llegue pasadas las cinco de la tarde, y que me deleito con unos tallarines que...UMMMMMMM!!!!!

P.D.4: Gracias a la blanquita, que me permitio acabar la ruta sin rechistar a pesar de estar fisurada, se ha ganado el cielo de las bicis.