
Si hay una persona que me ha marcado en la vida, ése es mi padre. Nació en Peñarroya, pueblo minero de Córdoba, un 10 de Marzo de 1951 y con unos quince años vino a Madrid con su familia para buscar un futuro mejor. Debido a que su miopía iba en aumento tuvo que dejar el balonmano y dedicarse a lo que de verdad se le daba bien: estudiar. Se licenció en Ciencias Químicas en una de las primeras promociones de la recién nacida Universidad Autónoma de Madrid. Al poco tiempo consiguió ser profesor titular, se doctoró y con casi cuarenta años logró ser catedrático. Apasionado de la investigación, hizo varios trabajos científicamente reconocidos que la mayoría de los mortales no comprendemos (yo, por lo menos, no). Un cancer de pulmón acabó con su vida en la tierra si darle apenas opción a luchar el 30 de Diciembre de 2002.
Pero lo verdaderamente importante no es su vida profesional, o los logros académicos que obtuvo, ni los premios que recibiera. Lo bueno de él era mucho mas difícil de conseguir. Tenía un caracter pausado, tranquilo. Sabía escuchar, de pocas palabras pero certeras, cariñoso esposo y padre. Con una humildad tremenda. De hecho, en un acto en la universidad en su memoria, un amigo suyo comentó que buscando una foto de mi padre en internet para ponerla en su presentación, encontró una que le hicieron en 1997 mientras recogía el Premio DuPont de las ciencias. ¡Ni siquiera amigos suyos sabían que había sido premiado!.
Su primer amor fué mi madre, juntos desde los quince años hasta el final. Nos tuvieron a mí y a mi hermana María, y para él no había otra cosa en el mundo. Le encantaba viajar con nosotros, aunque lo pudo hacer mucho menos de lo que le hubiera gustado. Asturias era su destino favorito. Sentía la llamada de la montaña, algo que entiendo perfectamente. Por eso, cada cumbre que corono, cada sendero que piso, cada roca que escalo, cada río que cruzo, lo cruzo por él, para que lo vea a través de mí.
Eras ese faro en la costa que te marca el camino correcto para no estrellarte contra las rocas. Y ese faro se apagó. Y quedé varado en medio del mar en plena tempestad. Pero cerré los ojos y volvió a encenderse dentro y llegué a la orilla, me costo mucho tiempo pero quiero que sepas que llegué, aunque seguro que tú ya lo sabes. Te quiero papá.
P.D.: Te pido perdón por la foto hippie, pero a mí me encantan esas pintas. Besos.
7 comentarios:
Muy emotivo Moi!!!
Me acuerdo cuando fue a buscarte a Tres Cantos cuando quisiste ver mi pedalier de cerca... que tranquilo iba.
Que haya donde este, no tenga que verte en muchas como aquella.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias tio. Te agradezco de verdad el comentario. Muchos beso. Por cierto, lo del cole del peque, ¿como va?.
Yo le admiro entre muchas otras cosas por todo lo que sembró en tí, porque ha hecho de tí una persona íntegra y con unos valores extraordinarios... la persona a la que amo. Estoy segura de que donde esté se siente orgulloso de lo que eres.
Moisés, gracias por acogerme con tanto cariño desde el primer momento, me encantaba cuando te sentabas conmigo a explicarme la ruta que nos habías preparado para el día siguiente, o para las vacaciones, y lamento que no hayamos podido conocernos más tiempo. A pesar de esto, tampoco yo te voy a olvidar.
Moi tío, no tenía ni idea; siento de veras que tuvieses que perder a tu padre. Se me ha puesto la piel de gallina leyendo esta entrada, es un homenaje precioso.
Como dice Belén, seguro que tu padre está orgulloso de ti, y seguro que está contigo en cada piedra del camino tío.
Un abrazo.
moi, te quiero decir tantas cosas que no hago mas que borrar y borrar. solo una, que suerte ha tenido el de tenerte como hijo y que suerte la tuya de tenerle como padre.
besos.silvia
Muchas gracias a todos por vuestros bonitos comentarios. Besos per tutti.
Gracias Moi por tú texto. Hace que aquellos que tenemos la suerte de tener al nuestro a nuestro lado, le miremos de otra forma e intentemos exprimir cada momento que pasamos con él.
Nos vemos en los caminos junta a él
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